Ediciones Asimétricas edita Ciudades sin lugar. Utopías urbanas en la ciencia ficción, un libro de 177 páginas que reflexiona sobre aquellos lugares dentro de la ficción especulativa que han alcanzado cierto grado de inmunidad ante la cara oscura del progreso. Carmen Muñumer firma el ensayo, formulándose preguntas vinculadas a la espacialidad de las ciudades en la era de la virtualidad o la impersonalidad de los no-lugares definidos por el recientemente fallecido antropólogo Marc Augé. Aunque las utopías se ubiquen en galaxias distantes siguen siendo un producto humano y, como tal, no deja de ser un horizonte de expectativa para la humanidad, un escenario escatológico cada vez más en peligro debido a la consciencia de finitud de nuestro planeta que hemos adquirido en la última década.
Muñumer trabaja todas estas cuestiones a partir de la arquitectura y proyectos arquitectónicos específicos, apoyándolos con productos cinematográficos que, por su naturaleza, ofrecen una imagen más precisa de esas conclusiones a las que quiere llegar. Aunque no olvidemos que la utopía es una idea que incorpora la decadencia de sus propias formas y principios y, si atendemos a cómo se presenta la utopía en la ciencia ficción, vemos que siempre está bajo amenaza o, de lo contrario, se convertiría en una realidad meramente descriptiva en el estilo de la Utopía de Tomás Moro.
Otra de las ideas interesantes que surgen a partir de este ensayo es la relación entre estos espacios utópicos y la arquitectura, un diálogo que va más allá de la espectacularización con la que el cine pueda tratarlos y que se adentra en terrenos filosóficos. Flota de fondo el giro espacial que dominó a la reflexión sobre el espacio tras la Segunda Guerra Mundial; una dominancia que también conecta con el potencial heterotópico de muchos de estos no lugares, su capacidad para albergar dentro de un mismo espacio funciones antagónicas o estratos ideológicos que se yuxtaponen o complementan según el momento histórico.
Ciudades sin lugar. Utopías urbanas en la ciencia ficción demuestra su fortaleza como reflexión arquitectónica y urbanística y se suma a una tradición de publicaciones de corte académico que abordan la ciencia ficción desde bases sociales y, por así decirlo, terrenales.
